Apenas concebido ya acapara todo nuestro interés. Lo intuimos, lo sentimos avanzar, lo vemos crecer. Le prodigamos los cuidados para que llegue a buen término, por más pequeño que sea. Elegimos cómo llamarlo. Después sobreviene el inevitable corte de cordón y la presentación en sociedad. La alegría se multiplica si es bien recibido por quienes queremos y admiramos. Y si, con suerte, gana algún concurso de menos de cien palabras, ¡bienvenido sea!
Integró la Antología trinacional "Borrando fronteras"
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