viernes, 18 de abril de 2014

Reencuentro


Se reconocieron en la puerta del banco. El abuelo estaba por entrar después de una hora y media de formar fila para cobrar la jubilación. Ella salía tras haber terminado su trámite. Luego de aquella arbitraria decisión de sus padres, jamás habían vuelto a verse. Estaban deseosos de abrazarse, contarse sus historias, confesar que nunca se habían olvidado. Ambos evaluaron de reojo todas las posibilidades, pero ninguno atinó a dar un paso: los separaban varios escalones y ni una sola baranda de donde aferrarse.


Segundo lugar en Ficticia, en octubre de 2013, tallereado por mi querida amiga Elisa de Armas.Tema: el deseo en la vejez. Comentario del jurado, Carlos Martín Briceño: No obstante su aparente inocencia, escrita con buena pluma y mala leche, esta minificción da cuenta de cómo en la vejez las incapacidades anulan de golpe los deseos de toda una vida.

4 comentarios:

  1. Como cuando el silencio es posible
    y las palabras empiezan a temblar.

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  2. Jo, pero podían hablarse, decirse hola, pedir ayuda, hasta acabar juntitos en un banco.
    O no???

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  3. Claro, hubiera sido tan fácil..., pero me quedo sin cuento. Un abrazo, Luisa.

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  4. Buen micro y buen comentario. Da gusto verlos juntos en el blog.

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