jueves, 21 de febrero de 2013

Barreras

Martín me fue a buscar al aeropuerto. Me dijo: “ponete cómoda, abuela, estás en tu casa, a las cinco vuelvo”. Pero no encontré ninguna radio ni pude abrir las ventanas ni encender las hornallas, así que salí a caminar. Fascinante, modernísima, enorme me pareció la ciudad donde triunfa mi nieto. Anduve horas hasta agotarme. Quise volver. Recité la dirección de memoria a varios taxistas, que me miraban impávidos. Los carteles, las señales, las indicaciones para abordar cualquier transporte escapaban a mi comprensión. Envidié a la multitud de caras similares y ajenas que parecía saber bien dónde iba. Se fue haciendo de noche y aquí estoy, sentada a los pies de las Torres Petronas, confiando en que Martín recuerde que era lo que más me interesaba conocer.

2 comentarios:

  1. Pobre abuela encerrada en la ciudad. Un micro tierno y divertido, con el sello de calidad de "casa Telares". Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, "madrina" (aunque todavía no hayas aceptado el cargo oficialmente). Un beso grande.

    ResponderEliminar